La emoción de ver a un nuevo ser

Estos días no ha sido fácil poder escribir, tengo algunos sentimientos encontrados, cuestiones personales y que los acontecimientos del 19 s, han quedado muy marcados en mí, además de eso, mucho trabajo y con mi monstruito cada vez más grande, la demanda incrementa.

Mi amiga Fa, al verme un cuanto tanto presionada me dijo que si podía escribir algunos textos para mi blog, le dije que sí y aquí les dejo el primero, no sin antes decirle que la quiero harto y que es la mejor de las mejores.


La emoción de ver a un nuevo ser
Por Stephanie Acosta

Primero quiero agradecer a mi amiga Abryl quién es la autora intelectual de este maravilloso blog y con quién he tenido la fortuna de convivir por muchos años en diferentes etapas nuestras vidas, por darme la oportunidad de escribir para ustedes mamás primerizas, no tan primerizas, las que están planeando serlo, pero especialmente para las que aún no lo somos y que hemos sido testigos de la vida dentro de otra vida.

Mis maravillosos recuerdos vienen desde que me convertí en tía hace 20 años. Sofía es el nombre de la pequeña nena que llegó a iluminar la vida de mi familia y amistades, llegó para reparar cicatrices que parecían no sanar, quitó miedos para provocar otros, la perspectiva de matrimonio dio un giro de 180 grados, hubo gastos innecesarios pero necesarios al final, regalos, fiesta, llanto de emoción, llanto de desesperación, minutos eternos para su llegada y al fin ¡llegó!



El momento exacto quedó plasmado un 27 de agosto de 1997 acompañado con más números: 3 kilos, 600 gramos. Una personita más se sumó a este mundo.
Mi cuñada tuvo un embarazo un tanto difícil y por la experiencia que he tenido, no ha sido el único. ¿Qué puedo decir al respecto?, puedo decir que:

De la manera en que yo percibía la vida en ese momento (no me dejaban ni entrar al cuarto de visitas) se veía tan fácil y tan aterrador tener un bebé. Durante los primeros seis meses, fue todo bonito desde el cambio corporal de mi cuñada, hasta los cambios de ropa a los que sometía, después de eso, el sueño, las nauseas, los mareos, las ganas de no salir a nada, los antojos, el picante, lo frío, los cambios de humor, el llanto, la alegría, el querer que ya saliera por todo lo que estaba pasando dentro de su cuerpo, eran síntomas que se reflejaban en su manera de actuar ante la vida y obviamente yo sólo pensaba en que todo eso pasaría, yo sólo quería ver a mi niña hermosa.


Fue fantástico cuando por fin pude conocerla después de un par de días en los que no podían salir del hospital ni la bebé ni su madre, diagnóstico: SE COMPLICÓ LA CESÁREA. Afortunadamente, todo salió bien.

En ese momento me di cuenta que ya era tía, ¡tía!, y entonces comenzó la aventura. Ver a mi cuñada cruzar mirada con mi hermano fue algo mágico, sus ojos se llenaron de lágrimas al ver a la maravillosa niña que habían tenido.

El darme cuenta de cómo es que el miedo se apodera de los padres al no saber cómo lidiar con sus propios miedos, da la irremediable incertidumbre de no saber si hicieron bien en tener a un ser del cual no tienen idea de qué es lo que piensa o qué siente y cómo identificar todo su mundo.

Pero no sólo es eso, es ver la vida en todo su esplendor, es ver cómo un bebé mueve cielos, montañas y mares.

Observar la emoción con el que la bañaban, la atendían en su cambio de pañal, cada comida, cada sonrisa, cada diente, cada caída –sufrían un poco–, cada llanto, cada vacuna –también sufrían un poco–, cada ruido extraño y los silencios que marcaban alguna travesura, sólo son algunos momentos en los que mi amor y cariño crecían más por el pequeño bodoque que vino a cambiar la vida de todos los que ahora observamos como estudia su licenciatura.

La mejor experiencia de la vida para los que somos tíos, no sólo es serlo, sino es disfrutar cada uno de los momentos clave del crecimiento de los sobrinos.
Saber que existen desde que tienen una semana de crecimiento hasta sus momentos claves de la vida, es un sentimiento único, indescriptible y que deseo de todo corazón que los que aún no son tíos, puedan experimentar esta etapa que nos hace crecer no sólo como personas, sino que nos unen más como familia.



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